Foto: El País |
En nuestra campaña, aunque la
palabra circo casi siempre se relaciona con una actividad itinerante bajo una
carpa, la ampliamos a cualquier espectáculo, sea itinerante o no, de
entretenimiento donde se utilicen o se exhiban animales, y por lo tanto, se
produce un claro maltrato animal, tanto por las condiciones en las que suelen
encontrarse estos animales, respecto a las que son propias de su especie, como
por toda la problemática derivada de los entrenamientos a los que son objeto
para poder realizar comportamientos no naturales de su especie, ante el
público.
Y por ello, no se puede entender,
ni compartir, la reciente sentencia de la Corte de Ámsterdam, que considera
legal la decisión del Gobierno de Holanda, que propició el traslado de la orca
Morgan a las instalaciones de Loro Parque en Tenerife, un circo acuático y por
tanto condenándola a quedarse en estas instalaciones diminutas respecto a sus necesidades.
Según la información recogida en
los medios de comunicación, el criterio que esgrime esta instancia judicial, es
“que su permanencia en el delfinario del Loro Parque no responde a objetivos
distintos a los educativos o científicos”, ahí es nada. Esta claro que todavía
tenemos que dedicar mucho esfuerzo en campañas, como esta de circos humanos,
porque educativo, señores jueces, es conocer y disfrutar con los animales en su
hábitat natural, como una parte de la rica biodiversidad del planeta, no obligándoles
a realizar piruetas, como payasos de circo (con todo nuestro respeto para éstos)
para entretenimiento del personal y negocio de algunos.
Igual, que en su momento se archivó,
en la comisión de peticiones del Parlamento Europeo, la queja de las
organizaciones conservacionistas, el tribunal no tiene en cuenta criterios mínimos
de bienestar animal o de conservación de la especie, desde una perspectiva
científica. Ya no decimos nada, a pesar de tratarse de un procedimiento
jurídico y por tanto tendría que haber sido la base del mismo, la defensa de
los derechos de todo animal, sobre todo tratándose de una especie de la inteligencia,
complejidad social y comportamiento, como la que nos ocupa. Debemos recordar
que estamos hablando de la única orca extraída de la naturaleza que se
encuentra en cautividad, por lo que la decisión judicial puede crear un
peligroso precedente.
Desde la Fundación Free Morgan y
la Coalición Orca, han lanzado la posibilidad, si se consigue la financiación
necesaria, de volver a intentar la vía judicial en España.
En todo caso, a pesar de que de
momento se siguen cerrando las puertas, la importante lucha que se ha realizado
desde sectores científicos, animalistas y ecologistas pidiendo la devolución al medio marino de esta orca (más de 120.000 firmas recogidas), sigue demostrando
que hay una inquietud social importante que viene demandando un cambio en la
forma de relacionarnos y convivir con el resto de especies animales.